martes, 31 de octubre de 2017

Calaveras Literarias

Aviso para los alumnos de 3er grado:

Para los trabajos de calaveritas literarias que se estarán realizando el 3 de noviembre deben hacer lo siguiente:

1. Copia en tu cuaderno la letra de la canción "La bruja", la cual está a continuación:
2. Una vez copiada en tu cuaderno, apréndansela de memoria para cantarla el día viernes.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Actividades finales del Primer Bimestre

Realiza las siguientes actividades para entregar el jueves 26 de octubre:

  • Escribe una calavera literaria utiliza alguno de los siguientes temas: temblores, anorexia, cáncer, drogas, alcoholismo, guerras, etc.
  • Recuerda que debe ser original, respetuosa y la extensión será de 6 estrofas de 4 versos cada una.
  • Decora la siguiente imagen, puedes utilizar materiales diversos.


TRABAJO EXTRA (No es obligatorio)

Observar ofrendas y la celebración del día de muertos en nuestra ciudad, realizar una sinopsis de lo experimentado. Añadir fotografía del alumno en el lugar visitado.

2. Realizar trabajo final de la vanguardia correspondiente:
  • Lugar
  • Época
  • Características
  • Ejemplos de poesía
  • Pintura
  • Arquitectura
  • Música
  • Opinión personal

viernes, 20 de octubre de 2017

A leer

Lo prometido es deuda, les dejo el cuento de Edgar Allan Poe para que realicen el análisis del mismo. Que su principal atención esté centrada en el análisis psicológico del personaje principal. Comentamos el cuento la próxima sesión.
                        
                  El corazón delator

Edgar Allan Poe

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre… Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio… ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado… con qué previsión… con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría… ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente… muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente… ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches… cada noche, a las doce… pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.
Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás… pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:
-¿Quién está ahí?
Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando… tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.
Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena… ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: “No es más que el viento en la chimenea… o un grillo que chirrió una sola vez”. Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.
Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.
Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, abierto de par en par… y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.
¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.
Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí… ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez… nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.
Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar… ninguna mancha… ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo… ¡ja, ja!
Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?
Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.
Sonreí, pues… ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.
Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara… hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.
Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba… ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso…, un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia… maldije… juré… Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto… más alto… más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían… y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces… otra vez… escuchen… más fuerte… más fuerte… más fuerte… más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí… ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!
FIN

jueves, 12 de octubre de 2017

ACTIVIDAD 5, 6


ACTIVIDAD 5
ESPAÑOL III

Consulta en tu libro o bien en otras fuentes los siguientes temas de reflexión.

  Lenguaje figurado y figuras retóricas en la poesía. Interpretación del movimiento literario (contexto      histórico y social, recursos estilísticos y temas.
  Función de las figuras retóricas en la representación de la realidad. Análisis del contexto histórico
  en que se produce un poema.
 
 

·         Realiza un breve resumen

El lenguaje figurado.
Es una manera de expresar una idea en términos de otra que tenga una semejanza con la primera real o imaginaria es lo opuesto al lenguaje literal.

Instrucciones.- Identifica el lenguaje figurado en los siguientes versos del poema anterior. Explícalo con tus palabras.


¿Quién creerá que firmando ajena muerte
el mismo juez en ella se condena?
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Examinad primero las conciencias.
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Metáfora sustitución por semejanza.

Metonimia sustitución por causalidad, asociación,  contigüidad. Cambios semántico por el cual designa una cosa o idea con el nombre de otra sirviéndose de alguna relación semántica existente entre ambas, tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por las obras, contenedor por contenido, símbolo por cosa simbolizada. Ejemplos: Carecer de pan (carecer de trabajo), los niños son la alegría de la casa. (Causan felicidad).

Practiquemos las figuras retóricas realizando el siguiente ejercicio en tu cuaderno.

Escribe en la línea de la derecha dos o tres adjetivos calificativos al sustantivo.
La aurora

La justicia

La conciencia


Agrega a las oraciones completadas anteriormente con sus adjetivos calificativos, con quién los compararías que tengan una característica afín real o imaginario, agrega como………



Ejemplo: El caballo es ligero, brioso, veloz, como una estrella fugaz.





Haz elaborado comparaciones ahora quita los como y sustitúyelo por una coma. Anota las oraciones modificadas en el recuadro, observa que la comparación ahora esta sobreentendida entre los dos sustantivos que mantiene una característica afín real o imaginaria y así habrás creado una metáfora.
Ejemplo: El caballo es ligero, brioso, veloz, una estrella fugaz.




  Redacta con tus palabras ¿Qué es metáfora?
  Anota tú definición en el recuadro.


 
 






Recuerda que la metáfora es un recurso literario que recrea la realidad, estableciendo relaciones entre las palabras en dos planos; uno real y otro evocado o imaginario. Ejemplos: dientes de marfil (dientes tan blancos como el marfil), pelo de oro (pelo amarillo como el oro), piel de terciopelo (piel suave como el terciopelo) un silencio ensordecedor, tus labios, pétalos perfumados.


Subraya las metáforas que encuentres en la primera estrofa y anótala en las líneas de abajo.
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Separa con rojo la palabra que determina la cualidad que se compara con…
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Selecciona el significado de la exclamación retórica. La Figura Retórica de Exclamación consiste en una forma de lenguaje que busca transmitir una emoción intensa. A menudo le acompañan los signos exclamativos.

Busca una exclamación retórica de la primera estrofa y anótalo en los renglones siguientes.
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Qué opinas de esa exclamación retórica del poema?


La Hipérbole, figura retórica que consiste en exagerar un aspecto de la realidad  (situación, característica o actitud), ya sea por exceso o por defecto .La Hipérbole tiene como fin conseguir una mayor expresividad, cómico de desesperación, consiste en una exageración intencionada con el objetivo de plasmar en el interlocutor una idea o una imagen difícil de olvidar. Los grandes maestros literarios de la historia han recurrido a menudo a esta figura literaria. Un ejemplo de ello es Gracián cuando dice: «Devoró libros, pasto del alma».


Busca en la tercera estrofa del poema, primer verso, una hipérbole y cópiala en el renglón.
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¿Qué idea entiendes con la anterior Hipérbole?.
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La Paradoja es una Figura Retórica que consiste en la unión de dos ideas que aparentemente, en un principio parecen imposibles de concordar. Su función es invitar a la reflexión.

Explica con tus palabras las siguientes paradojas del poema.

    1.- Quien al Justo sentencia a injusta pena.


   
1.-




Consulta en tu libro de texto o bien en otras fuentes el siguiente tema de reflexión

Interpretación del movimiento literario (contexto histórico y social, recursos  estilísticos y temas abordados en la poesía).


ACTIVIDAD 6

En el siguiente recuadro registren las principales características del movimiento poético (Modernismo, Romanticismo), así como sus principales temas, poetas.

Características y temas
Poetas













INVESTIGA UN POEMA CORRESPONDIENTE A CADA UNA DE LAS VANGUARDIAS ARRIBA MENCIONADAS:

  • ¿Qué sentimiento te produjo leer el poema?
  • ¿Identificaste valores morales, cuáles? ¿Hay algún verso que describa personas, pueblos o momentos de la vida cotidiana? ___
  • ¿Qué temas aborda y por qué?

¿Hay alguna relación entre el poema que investigaste y la época en que vivió el poeta, investiga? su biografía. Anota tus comentarios en las siguientes líneas argumenta la respuesta.












miércoles, 4 de octubre de 2017

ACTIVIDAD 3, 4

ESCUELA SECUNDARIA DIURNA 135 “URSS” TM
ACTIVIDADES ESPAÑOL 3º B, E y F
Proyecto 2: Movimientos literarios
ACTIVIDAD 3
Realiza un resumen de las características del movimiento
Barroco
El estilo barroco es un conjunto de características expresadas en las diferentes ramas del arte en que se desarrollaron en Europa desde principios del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII.
El término barroco fue acuñado en la época inmediatamente posterior, el siglo XVIII, para referirse despectivamente a arte anterior, por considerarlo deforme y exagerado. Sin embargo, posteriormente se revalorizó este estilo por su capacidad para expresar sentimientos y pasiones, y por su profundo impacto sobre el espectador.
1.   Origen
El barroco se originó a principios del siglo XVII, en una época en que Europa estaba afectada por la llamada Guerra de los 30 años (1618 – 1648) pero también por múltiples revueltas y revoluciones locales.
Además, eran frecuentes las muertes por la peste. En este contexto de violencia y muerte, surge esta forma de arte que transmite no sólo el dolor con mayor intensidad, sino también el amor por la vida.
Por otro lado, la Iglesia Católica experimentaba su primera crisis, por lo que buscó convertir sus templos en lugares con multitud de esculturas que inspiraran fervor religioso. El estilo barroco, que comenzaba a surgir, respondía a estas necesidades. Es decir que el barroco encontró su origen en causas sociales y el impulso necesario en causas religiosas.
2.   Sentimiento y espiritualidad
La principal característica del arte barroco es el objetivo de representar las pasiones internas. Entre ellas se encuentran los sentimientos como el amor o la furia, pero también las formas de la espiritualidad, como la fe, la paz y la misericordia. Además, el barroco buscaba representar el temperamento individual.

3.   Temas
Catedral barroca.
Existen tres tipos de temas en el estilo barroco.
  • Por un lado, es muy frecuente la temática religiosa ya que fue durante más de un siglo el estilo más fomentado por la Iglesia Católica.
  • Por otro lado, parte de este arte tenía un contenido político ya que tanto en la arquitectura como en la música o la pintura podía exaltar figuras políticas y reyes.
  • Y en menor medida su temática era burguesa, con escenas cotidianas y paisajes.
4.   Música
La música barroca se caracteriza por el uso de la armonía tonal, es decir, la combinación de sonidos simultáneos, con la presencia constante del bajo continuo. La música deja de estar supeditada a la palabra (lenguaje vocal) desarrollando un lenguaje instrumental propio.
El contraste propio del barroco se expresa en la música en el uso de la disonancia y de la contraposición entre partes fuertes y débiles del compás.
Ejemplos de música barroca son las cantatas de J. S. Bach y Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi.
5.   Literatura
Don Quijote de la Mancha fue publicado  en el año 1607.
La literatura del barroco expresa escepticismo y pesimismo. Recurre a múltiples recursos retóricos, como las alegorías y las metáforas, y su lenguaje es recargado y suntuoso, con multitud de adjetivos. En esta época comienza a abandonarse el latín y a utilizarse las lenguas vernáculas.
La vida es presentada como una lucha, o en otros casos como un sueño, una ilusión o una mentira.
Entre las obras barrocas se encuentran el Don Quijote, de Miguel de Cervantes, la Fábula de Polifemo y Galatea (1613) de Luis de Góngora y el poemario Parnaso español (1648) de Francisco de Quevedo.



Actividad 4

·         Investiga dos poemas que correspondan a este periodo y realiza la paráfrasis.